El silencio en la noche,
el presidio,
que condena inhumana te esperaba,
un desierto vacío en la esperanza
y unas horas de angustia que contabas,
que contabas.
No, no debemos permitir
que los hombres fusilen
al despertar de una mañana,
ni que nos roben las esperanzas
y que se maneje nuestra vida.
Vengamos a investigar las causas,
a desnudar el día y a perdonar al alba,
a fundirnos con el arco iris
y a aceptar sus colores uno a uno,
sin miedo,
a transformarnos en continua mano,
mano abierta a los oprimidos
y al fracaso.
Construyamos la ciudad
de las gentes sencillas
que hablan de igualdad,
la luz del sol brillará más que nunca
y el mal pasado será sólo una leyenda.
Y en la armonía del hombre y de la tierra
se habrá extendido ya la libertad.
el presidio,
que condena inhumana te esperaba,
un desierto vacío en la esperanza
y unas horas de angustia que contabas,
que contabas.
No, no debemos permitir
que los hombres fusilen
al despertar de una mañana,
ni que nos roben las esperanzas
y que se maneje nuestra vida.
Vengamos a investigar las causas,
a desnudar el día y a perdonar al alba,
a fundirnos con el arco iris
y a aceptar sus colores uno a uno,
sin miedo,
a transformarnos en continua mano,
mano abierta a los oprimidos
y al fracaso.
Construyamos la ciudad
de las gentes sencillas
que hablan de igualdad,
la luz del sol brillará más que nunca
y el mal pasado será sólo una leyenda.
Y en la armonía del hombre y de la tierra
se habrá extendido ya la libertad.
inviata da Bernart Bartleby - 11/9/2017 - 10:19
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Parole e musica di Paco Ortega Bermejo (1957-), cantante, compositore e produttore musicale spagnolo.
Nel disco collettivo intitolato “¡Abolición! (Canciones y textos contra la pena de muerte)”
Testo trovato in “Veinte años de canción en España, 1963-1983”, di Fernando González Lucini.