Al caminero Mendoza, ¡caramba! lo dieron güelta
al caminero Mendoza, ¡caramba! lo dieron güelta
y vengo a contar la historia ¡caramba! que de él se cuenta
y vengo a contar la historia ¡caramba! que de él se cuenta.
Lo trajeron desde el Norte ¡caramba! por unos pesos
lo trajeron desde el Norte ¡caramba! por unos pesos
a radicarse en el sure ¡caramba! tranquilo y tieso
a radicarse en el sure ¡caramba! tranquilo y tieso.
A la mujer que traía ¡caramba! la condenaron
a la mujer que traía ¡caramba! la condenaron
a la cocina vacía ¡caramba! que otras dejaron
a la cocina vacía ¡caramba! que otras dejaron.
Le pasaron una pala ¡caramba! la cosa fea
le pasaron una pala ¡caramba! la cosa fea
y lo echaron al camino ¡caramba! a hacerle pelea
y lo echaron al camino ¡caramba! a hacerle pelea.
[Recitado]
A la altura 'e Quitratúe, en el kilómetro siete
ya se había acostumbrao a meterle, duro, el ñeque
a aguantar el aguacero, a chapotear en el barro
a comer tortilla añeja y a tomar la choca en tarro
La mujer echaba guata, preñá de un hijo pampino
y el hombre echaba los bofes, como güey, en el camino.
Al caminero Mendoza ¡caramba! se lo cargaron
al caminero Mendoza ¡caramba! se lo cargaron
pero de su fe los pobres ¡caramba! no se olvidaron
pero de su fe los pobres ¡caramba! no se olvidaron.
[Recitado]
Un día, pasao Lastarrias, trajeron unos camiones
con un almacén rodante p 'a abastecer a los peones
Valía un par de zapatos, doscientos cuarenta pesos
un calzoncillo sesenta, y cuarenta y cinco un hueso
La plata se hacía poca, la pallasa no aguantaba
los piojos hacían nata, y hasta el agua la cobraban.
Al caminero Mendoza ¡caramba! no le gustaban
al caminero Mendoza ¡caramba! no le gustaban
los treinta cobres de suple ¡caramba! que le pagaban
los treinta cobres de suple ¡caramba! que le pagaban.
[Recitado]
En el kilómetro cien, pagaron por el total
quedó debiendo diez pesos, según dijo el capataz
Ahí comenzó el alegato, la gallá estaba indigná
en Loncoche se pararon y no trabajaron más
Mendoza habló por los peones, por los jutres el contaor
se subieron cinco pesos, pero la cosa jué peor
en el camión almacén, los fósforos se acabaron
el té parecía paja y las velas se achicaron
trajeron ñatos armaos, p 'a aquietar a la gallá
y entonces se armó la grande y quedó la tendalá
A Mendoza lo agarraron, entre seis, por el güergüero
y le sacaron la cresta, por alzao y por rosquero
al resto le hablaron duro, después le trajeron vino
y con unos cuantos cobres los volvieron al camino.
Al caminero Mendoza ¡caramba! se lo cargaron
al caminero Mendoza ¡caramba! se lo cargaron
pero de su fe los pobres ¡caramba! no se olvidaron
pero de su fe los pobres ¡caramba! no se olvidaron.
[Recitado]
El roto tiene su genio, y así no se iba a quedar
cuando le buscan el cuesco, el cuesco le han de encontrar
una noche, el capataz, hombre ducho en la collera
tuvo que sacar la cara, por la paga o lo que juera
No se portó mal el hombre, apechugó solo y limpio
se miraron a los ojos (dicen) y sacaron los cuchillos
El chon-chon cantó tres veces, la vida lanzó un berrido
y un hombre se cayó muerto junto con nacer el hijo
La historia pasó de largo, le pusieron pavimento
y allí se quedó Mendoza, p 'a siempre bajo el cemento
Del hijo nunca se supo, los caminos van y vienen
y los hombres, como to’o, en alguna parte mueren
Dicen que cuando en la noche, se oye cantar al chon-chon
un alma pasa llamado al hijo que nunca vio.
Al caminero Mendoza ¡caramba! lo dieron güelta
al caminero Mendoza ¡caramba! lo dieron güelta
y yo les canté la historia ¡caramba! que de él se cuenta
y yo les canté la historia ¡caramba! la historia que de él se cuenta.
al caminero Mendoza, ¡caramba! lo dieron güelta
y vengo a contar la historia ¡caramba! que de él se cuenta
y vengo a contar la historia ¡caramba! que de él se cuenta.
Lo trajeron desde el Norte ¡caramba! por unos pesos
lo trajeron desde el Norte ¡caramba! por unos pesos
a radicarse en el sure ¡caramba! tranquilo y tieso
a radicarse en el sure ¡caramba! tranquilo y tieso.
A la mujer que traía ¡caramba! la condenaron
a la mujer que traía ¡caramba! la condenaron
a la cocina vacía ¡caramba! que otras dejaron
a la cocina vacía ¡caramba! que otras dejaron.
Le pasaron una pala ¡caramba! la cosa fea
le pasaron una pala ¡caramba! la cosa fea
y lo echaron al camino ¡caramba! a hacerle pelea
y lo echaron al camino ¡caramba! a hacerle pelea.
[Recitado]
A la altura 'e Quitratúe, en el kilómetro siete
ya se había acostumbrao a meterle, duro, el ñeque
a aguantar el aguacero, a chapotear en el barro
a comer tortilla añeja y a tomar la choca en tarro
La mujer echaba guata, preñá de un hijo pampino
y el hombre echaba los bofes, como güey, en el camino.
Al caminero Mendoza ¡caramba! se lo cargaron
al caminero Mendoza ¡caramba! se lo cargaron
pero de su fe los pobres ¡caramba! no se olvidaron
pero de su fe los pobres ¡caramba! no se olvidaron.
[Recitado]
Un día, pasao Lastarrias, trajeron unos camiones
con un almacén rodante p 'a abastecer a los peones
Valía un par de zapatos, doscientos cuarenta pesos
un calzoncillo sesenta, y cuarenta y cinco un hueso
La plata se hacía poca, la pallasa no aguantaba
los piojos hacían nata, y hasta el agua la cobraban.
Al caminero Mendoza ¡caramba! no le gustaban
al caminero Mendoza ¡caramba! no le gustaban
los treinta cobres de suple ¡caramba! que le pagaban
los treinta cobres de suple ¡caramba! que le pagaban.
[Recitado]
En el kilómetro cien, pagaron por el total
quedó debiendo diez pesos, según dijo el capataz
Ahí comenzó el alegato, la gallá estaba indigná
en Loncoche se pararon y no trabajaron más
Mendoza habló por los peones, por los jutres el contaor
se subieron cinco pesos, pero la cosa jué peor
en el camión almacén, los fósforos se acabaron
el té parecía paja y las velas se achicaron
trajeron ñatos armaos, p 'a aquietar a la gallá
y entonces se armó la grande y quedó la tendalá
A Mendoza lo agarraron, entre seis, por el güergüero
y le sacaron la cresta, por alzao y por rosquero
al resto le hablaron duro, después le trajeron vino
y con unos cuantos cobres los volvieron al camino.
Al caminero Mendoza ¡caramba! se lo cargaron
al caminero Mendoza ¡caramba! se lo cargaron
pero de su fe los pobres ¡caramba! no se olvidaron
pero de su fe los pobres ¡caramba! no se olvidaron.
[Recitado]
El roto tiene su genio, y así no se iba a quedar
cuando le buscan el cuesco, el cuesco le han de encontrar
una noche, el capataz, hombre ducho en la collera
tuvo que sacar la cara, por la paga o lo que juera
No se portó mal el hombre, apechugó solo y limpio
se miraron a los ojos (dicen) y sacaron los cuchillos
El chon-chon cantó tres veces, la vida lanzó un berrido
y un hombre se cayó muerto junto con nacer el hijo
La historia pasó de largo, le pusieron pavimento
y allí se quedó Mendoza, p 'a siempre bajo el cemento
Del hijo nunca se supo, los caminos van y vienen
y los hombres, como to’o, en alguna parte mueren
Dicen que cuando en la noche, se oye cantar al chon-chon
un alma pasa llamado al hijo que nunca vio.
Al caminero Mendoza ¡caramba! lo dieron güelta
al caminero Mendoza ¡caramba! lo dieron güelta
y yo les canté la historia ¡caramba! que de él se cuenta
y yo les canté la historia ¡caramba! la historia que de él se cuenta.
Contributed by Bernart Bartleby - 2015/1/29 - 13:34
×
Note for non-Italian users: Sorry, though the interface of this website is translated into English, most commentaries and biographies are in Italian and/or in other languages like French, German, Spanish, Russian etc.
Parole e musica di Humberto Waldemar Asdrúbal Baeza Fernández, meglio conosciuto come Tito Fernández (1940-), nativo di Temuco, nell’Araucanía cilena.
Nel suo disco intitolato “El Temucano”
Una delle canzoni più famose del “Temucano”.
Racconta della triste vita e della morte del cantoniere Mendoza, cileno delle pampas del nord (probabilmente del Tarapacá, il cui capoluogo è il tristemente famoso Iquique, nei cui pressi nel 1907 avvenne forse il più spaventoso massacro di lavoratori in sciopero nell’intera storia dell’umanità), costretto dalla miseria a trasferirsi al sud, in Araucanía, per lavorare come operaio nella costruzione di strade e ferrovie.
Mendoza si stabilisce a Quitratué, un villaggio vicino a Temuco, con la giovane moglie incinta. Il lavoro è durissimo, la vita magra e la paga da fame, ma il protagonista prende coscienza di essere sfruttato quando al villaggio arriva un commerciante ambulante che vende generi di prima necessità a prezzi inarrivabili per il “caminero” Mendoza e suoi compagni. Scoppia la ribellione, che il nostro guida riuscendo ad ottenere qualche soldo in più di salario, un aumento comunque ridicolo che consentirà ai lavoratori di comprare appena un po’ di fiammiferi umidi, del tè imbevile e candele di bassa qualità. E intanto il “capataz”, (il capo squadra, il caporale) ha allertato la proprietà che ha inviato i soldati a reprimere la rivolta. Mendoza viene arrestato mentre i suoi compagni calano le brache per qualche fiasco di vino e tornano tutti quanti al lavoro… Ma non è finita: uscito di galera, Mendoza viene affrontato dal violento capo squadra, che lo uccide con una coltellata… Il “caminero” Mendoza muore senza poter nemmeno conoscere suo figlio.