Aquí no lloró nadie.
Aquí sólo queremos ser humanos,
darle paisaje al ciego,
sonatas a los sordos,
corazón al malvado,
esqueleto al viento,
coágulos al hemofílico
y una patada patronal
y un recuerdo que nos llora el pecho.
Cuando se ha estado debajo de las sábanas viudas.
Cuando se ha visto transitar el hambre en sentido contrario.
Cuando se ha temblado en el vientre de la madre,
sin conocer aún el aire, la luz, el grito de la muerte.
Cuando eso nos sucede, no lloran los ojos
sino la sangre humana y lastimada.
Aquí no lloró nadie.
Aquí sólo queremos ser humanos.
Recordarle la patria al desterrado
para verlo revolcarse en la nostalgia.
Cargar un pan en una calle de hambrientos
para que se lancen a mordernos hasta el alma,
darle cara de gallina a la miseria
para que la pueda devorar el hambre,
darle sabor de trigo a la saliva sola
y espíritu de leche a la tormenta.
Cuando se ha nacido entre pañales rotos
y cuando se ha nacido sin pañales.
Cuando nos han limpiado pulcramente el aparato digestivo.
Cuando se nos dice, comed,
comed vuestra miseria, desgraciados.
Cuando eso acontece, no es llanto el que destilan las pupilas
es una simple costumbre de exprimir los puños en los ojos
y decir: aquí no lloró nadie,
aquí sólo queremos ser humanos
comer, reír, enamorarse, vivir,
vivir la vida y no morirla.
¡Aquí no lloró nadie!
Aquí sólo queremos ser humanos,
darle paisaje al ciego,
sonatas a los sordos,
corazón al malvado,
esqueleto al viento,
coágulos al hemofílico
y una patada patronal
y un recuerdo que nos llora el pecho.
Cuando se ha estado debajo de las sábanas viudas.
Cuando se ha visto transitar el hambre en sentido contrario.
Cuando se ha temblado en el vientre de la madre,
sin conocer aún el aire, la luz, el grito de la muerte.
Cuando eso nos sucede, no lloran los ojos
sino la sangre humana y lastimada.
Aquí no lloró nadie.
Aquí sólo queremos ser humanos.
Recordarle la patria al desterrado
para verlo revolcarse en la nostalgia.
Cargar un pan en una calle de hambrientos
para que se lancen a mordernos hasta el alma,
darle cara de gallina a la miseria
para que la pueda devorar el hambre,
darle sabor de trigo a la saliva sola
y espíritu de leche a la tormenta.
Cuando se ha nacido entre pañales rotos
y cuando se ha nacido sin pañales.
Cuando nos han limpiado pulcramente el aparato digestivo.
Cuando se nos dice, comed,
comed vuestra miseria, desgraciados.
Cuando eso acontece, no es llanto el que destilan las pupilas
es una simple costumbre de exprimir los puños en los ojos
y decir: aquí no lloró nadie,
aquí sólo queremos ser humanos
comer, reír, enamorarse, vivir,
vivir la vida y no morirla.
¡Aquí no lloró nadie!
Contributed by Bernart - 2013/4/30 - 10:57
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Musica di Fernando López (1965-), antropologo, musicista (chitarra e marimba) e cantautore guatemalteco.
In “Informe de una injusticia: antologia poética”, a cura di Roque Dalton e Huberto Alvarado, 1975.
Interpretata da Fernando López (nell’album “Causa de ternura” del 1991) e anche dal duetto messicano Los Magueyes.
Come l’amico salvadoregno Roque Dalton, anche il guatemalteco Otto René Castillo è stato prima di tutto un poeta. E poi gli fu inevitabile diventare un combattente per la libertà del suo paese, caduto nel 1954, grazie all’impegno della CIA statunitense, sotto una delle più feroci dittature che la storia dell’America Latina abbia mai visto e sprofondato in una guerra civile durata poi 40 anni (ebbi personalmente la fortuna di vederne la fine nel 1996, mentre mi trovavo in una Comunidad de Población en Resistencia sulle montagne del Quiché, quando vennero firmati gli accordi di pace tra Governo e l’Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca).
Otto René Castillo, giovanissimo, fu costretto all’esilio dopo il colpo di Stato contro il presidente Arbenz. Poi tornò in Guatemala per laurearsi in diritto nella presigiosa università San Carlos, fucina degli oppositori alla dittatura filo-statunitense. In seguito viaggiò in Europa, tornando in America Latina come membro della “brigada Joris Ivens”, gruppo di giovani cineasti ispirati dal lavoro del grande documentarista olandese.
Finalmente fece ritorno in Guatemala per integrarsi nelle Fuerzas Armadas Rebeldes, una delle tante formazioni guerrigliere che sarebbero poi confluite nell’URNG.
Nel marzo del 1967 i feroci kaibiles dell’esercito lo catturarono sulla Sierra de las Minas insieme alla sua compagna, di lotta e di vita, Nora Paiz: furono orrendamente torturati e mutilati prima di venir fucilati (da seduti, che gli avevano sfracellato le gambe) insieme ad una decina di indigeni ritenuti collaboratori della guerriglia. I loro corpi furono poi bruciati e sepolti in una fossa comune.