En mil ochocientos treinta y tres
Anastasio Aquino con su gente
se levantó en armas insurgente
contra los ladinos asesinos,
cañones de palo y con mosquetes
contra esos que al indio robaron la vida.
Un hilo de plata junto al valle
al sur agua inmensa, sal y barro;
el Chinchontepeque esta callado
en medio del fuego contemplando,
el Pueblo creciendo, furia y canto
la tierra es del indio, no del amo.
Santa Cruz Analquito y Santiago Nonualco,
Paraíso de Osorio, San Vicente otro tanto,
se vieron liberados por esos hombres bravos
que pusieron gobierno sin esclavos ni amos.
En la Peña del Indio el Cuartel General
pa’ todos sus dominios bien poder “Gobiernar”
combate tras combate, victoria tras victoria,
las fuerzas enemigas quedaron panza arriba.
Anastasio Aquino traicionado,
en nombre de Dios asesinado,
y para que el pueblo escarmentara
puesta su cabeza en una estaca,
caía la noche tras la tarde,
las sombras cubrieron los sembrados.
El río Jiboa junto al valle
al sur agua inmensa, sal y barro
el Chinchontepeque esta gritando,
el pueblo creciendo furia y canto,
el triunfo de nuestro pueblo ahora
es de aquellos que antes combatieron
Santa Cruz Analquito y Santiago Nonualco,
Paraíso de Osorio, San Vicente otro tanto,
se vieron liberados por esos hombres bravos
que pusieron gobierno sin esclavos ni amos.
Anastasio Aquino con su gente
se levantó en armas insurgente
contra los ladinos asesinos,
cañones de palo y con mosquetes
contra esos que al indio robaron la vida.
Un hilo de plata junto al valle
al sur agua inmensa, sal y barro;
el Chinchontepeque esta callado
en medio del fuego contemplando,
el Pueblo creciendo, furia y canto
la tierra es del indio, no del amo.
Santa Cruz Analquito y Santiago Nonualco,
Paraíso de Osorio, San Vicente otro tanto,
se vieron liberados por esos hombres bravos
que pusieron gobierno sin esclavos ni amos.
En la Peña del Indio el Cuartel General
pa’ todos sus dominios bien poder “Gobiernar”
combate tras combate, victoria tras victoria,
las fuerzas enemigas quedaron panza arriba.
Anastasio Aquino traicionado,
en nombre de Dios asesinado,
y para que el pueblo escarmentara
puesta su cabeza en una estaca,
caía la noche tras la tarde,
las sombras cubrieron los sembrados.
El río Jiboa junto al valle
al sur agua inmensa, sal y barro
el Chinchontepeque esta gritando,
el pueblo creciendo furia y canto,
el triunfo de nuestro pueblo ahora
es de aquellos que antes combatieron
Santa Cruz Analquito y Santiago Nonualco,
Paraíso de Osorio, San Vicente otro tanto,
se vieron liberados por esos hombres bravos
que pusieron gobierno sin esclavos ni amos.
envoyé par Bernart - 29/4/2013 - 13:01
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Testo trovato sul sito del gruppo salvadoregno.
Come El indio Anastasio Aquino, una canzone sulla rivolta indigena in Salvador nel 1833.
Tutte tranne una.
Nel 1833 a Santiago Nonualco, in El Salvador, un indigeno di nome Anastasio Mártir Aquino riuscì a mettere insieme un esercito di alcune migliaia di uomini e si ribellò contro il governo federale, rappresentato nel paese da Mariano Prado il quale, dopo le prime sonore sconfitte e l’occupazione della città di San Vicente da parte dei ribelli, passò la patata bollente al suo vice Joaquín San Martín.
Nel febbraio Anastasio Aquino si autoproclamò “Comandante General de las Armas Libertadoras” ed emise un breve decreto di emergenza con cui cercò di mettere un po’ d’ordine nel “caos rivoluzionario”. Oltre ai consueti “occhio per occhio e dente per dente” per l’omicidio ed alle mani mozzate per il furto, Aquino si rivelò però sensibile alla cosa pubblica (per i reati minori c’era una sorta di “affidamento ai servizi sociali”) ai più poveri (tutti i debiti furono rimessi) e alla protezione delle donne, che nei tempi di guerra e di rivolgimenti sociali sono sempre le più vulnerabili. Forti multe furono invece previste per i fabbricanti di liquori: la rivoluzione non poteva finire in una “borrachera”!
Alla fine di febbraio il governo federale, riorganizzato l’esercito, diede l’assalto alla roccaforte ribelle a Santiago Nonualco. I rivoltosi furono sconfitti e Anastasio Aquino riuscì a scappare, ma fu poi acciuffato poco tempo dopo in seguito ad una serie di delazioni.
Giudicato e condannato a morte, il capo dei nativi che avevano osato ribellarsi fu decapitato a San Vicente alla fine di aprile del 1833. La sua testa mozzata fu conficcata su di un palo ed esposta in piazza come “ejemplo de revoltosos”.