El agua pasa turbia frente a tu casa
trae olores de muerte, de frío y de venganza,
el hambre es tu vecina, tu compañera,
el odio tu palabra, robaron tu inociencia.
Cruzaré la frontera del miedo para ayudarte,
cantaré una nana de vida para calmarte.
Y no me llores más,
déjame mezclar tu pena
con la mar y con la sal.
Quisiera retirarte de tanto infierno
y sentarme a tu vera a ver pasar el tiempo,
que el tiempo te devuelva a ti la inocencia
mi niño de la guerra pelea que pelea.
Ya verás que el frío se te pasa entre mis brazos,
cantaré una nana de vida para calmarte.
Y no me llores más,
déjame mezclar tu pena
con la mar y con la sal
trae olores de muerte, de frío y de venganza,
el hambre es tu vecina, tu compañera,
el odio tu palabra, robaron tu inociencia.
Cruzaré la frontera del miedo para ayudarte,
cantaré una nana de vida para calmarte.
Y no me llores más,
déjame mezclar tu pena
con la mar y con la sal.
Quisiera retirarte de tanto infierno
y sentarme a tu vera a ver pasar el tiempo,
que el tiempo te devuelva a ti la inocencia
mi niño de la guerra pelea que pelea.
Ya verás que el frío se te pasa entre mis brazos,
cantaré una nana de vida para calmarte.
Y no me llores más,
déjame mezclar tu pena
con la mar y con la sal
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En el año 2004, CLARA MONTES grabó un hermosísimo disco titulado "Uniendo piuertos". Entre sus canciones en aquella grabación hay una especialmente entrañable; canción rebosante de ternura dirigida a los "niños de la guerra".
(Fernando Lucini, Cantemos como quien respira)