La escucho trajinar entre los críos.
Cuando sus ojos cantan, cantamos todos,
canta la soledad y canta el río,
canta la calle entera, canta el olvido.
Canta la soledad y canta el río,
cuando sus ojos cantan, cantamos todos.
Qué lejos queda ya aquel principio,
nuestro primer andar por un otoño
de una ciudad sumida en un contorno
de amarga represión, de miedo y odio.
Qué lejos queda ya aquella incierta edad
donde se prohibía hablar de libertad.
Eran días de tedio, días de soledad,
sólo salvados por la ilusión de estar
siempre a tu lado, pequeña isla de paz
en un mundo asustado.
Qué lejos queda ya el gesto de mirar
la luz de los inviernos sin variar.
A veces con Miguel, o con Vicente,
hablamos del hombre y, sobre todo,
sentimos sobre el rostro sus presidios,
su muerte vegetal en el agosto.
Qué lejos queda ya el lento caminar
por un paseo gris y provinciano.
Ana trajo después un nuevo ritmo.
Ángela nos dejó su libertad.
Paula acabó por fin con el olvido
de un tiempo insolidario en la ciudad.
Qué lejos queda ya aquella amarga edad
de dura represión y cobardía
Cuando sus ojos cantan, cantamos todos,
canta la soledad y canta el río,
canta la calle entera, canta el olvido.
Canta la soledad y canta el río,
cuando sus ojos cantan, cantamos todos.
Qué lejos queda ya aquel principio,
nuestro primer andar por un otoño
de una ciudad sumida en un contorno
de amarga represión, de miedo y odio.
Qué lejos queda ya aquella incierta edad
donde se prohibía hablar de libertad.
Eran días de tedio, días de soledad,
sólo salvados por la ilusión de estar
siempre a tu lado, pequeña isla de paz
en un mundo asustado.
Qué lejos queda ya el gesto de mirar
la luz de los inviernos sin variar.
A veces con Miguel, o con Vicente,
hablamos del hombre y, sobre todo,
sentimos sobre el rostro sus presidios,
su muerte vegetal en el agosto.
Qué lejos queda ya el lento caminar
por un paseo gris y provinciano.
Ana trajo después un nuevo ritmo.
Ángela nos dejó su libertad.
Paula acabó por fin con el olvido
de un tiempo insolidario en la ciudad.
Qué lejos queda ya aquella amarga edad
de dura represión y cobardía
envoyé par Bartleby - 5/10/2010 - 11:34
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Album “Que no amanece por nada”
Testo trovato su Cancioneros.com
Canzone d’amore dedicata alla compagna Juana de Grandes e alle tre figlie Ana, Ángela e Paula.
L’amore che aiutò Labordeta prima a sopravvivere negli oscuri anni della dittatura fascista e dopo a combattere affinchè la repressione, la paura e l’odio mai più tornassero…